BLOG
Para-vivir-plenamente-La-esencia-de-la-Inteligencia-Emocional

Para vivir plenamente. La esencia de la Inteligencia Emocional

Aunque las diferencias entre emoción y sentimiento son una cuestión discutida entre los autores, podemos decir que las emociones son procesos corporales y, los sentimientos, la interpretación cognitiva que hacemos de esos procesos. Vamos a dejar a un lado, en este momento, las interrelaciones entre emoción y sentimiento.

Partiendo de la consideración de las emociones como procesos corporales, parece evidente que, para poder reconocer lo que sentimos, hay que prestar atención al cuerpo, al lugar en el que suceden. Ese sería el primer paso para avanzar en nuestra inteligencia emocional: darnos cuenta de nuestras propias emociones. El segundo, percibir que, como procesos que son, están cambiando continuamente.

¿Qué ocurre para que en numerosas ocasiones no podamos hacernos conscientes de lo que estamos sintiendo?. En ocasiones, contraemos diferentes partes de nuestro cuerpo impidiendo así que, esa información emocional, llegue a nuestra conciencia. Indudablemente, hay emociones que no son agradables, por poner un ejemplo: la tristeza. Desde luego que no es agradable, a (casi) nadie le gusta estar triste, pero lo que no podemos eludir es que es parte de la vida y, a veces,  nos ocurren cosas que nos entristecen.

¿Qué hacemos para evitar percibir la tristeza?. Para no enfrentarnos a esa tristeza contraemos el diafragma y algunos músculos del vientre, respiramos un poco menos de lo necesario, así evitamos sentirla, evitamos también el llanto, de ese modo creemos que la hacemos desaparecer, pero ¿qué nos ocurre realmente?. Si ese proceso se repite, esa tristeza que rechazamos sigue anclada en nuestro cuerpo y, en realidad, no se va, podemos no ser demasiado conscientes de su intensidad, pero seguimos crónicamente tristes, aunque ante los demás mantengamos el tipo, incluso ante nosotros mismos, o bien esa tristeza nos visita de vez en cuando y no encontramos explicación para ello. De este modo, nos quedamos atrapados en aquello de lo que quisimos huir en un primer momento.

¿Qué podemos hacer para avanzar en nuestra inteligencia emocional?. Soltar esa tensiones que nos impiden sentir, permitirnos respirar libremente, dejar de luchar con nosotros mismos y, siguiendo con el ejemplo de la tristeza, atrevernos a vivirla, a llorar si es necesario, a expresarla para dejarla ir. Es un buen camino para evitar que se cronifique. Solo así podemos dejar de estar anclados en el pasado, en  las cosas que no hemos querido enfrentar en su momento pero que nos habitan de forma recurrente. Ese es el camino para  volver a ser capaces de  contactar de nuevo con la simple alegría de estar vivo, la alegría de existir sin más.

Ladis García del Río. Psicóloga, Máster en Bioenergética

Volver